¿Quién es el culpable de la ausencia de 22M de dosis?

Por Miguel Ponce de León

Fuente: www.showpolitico.com

El mundo entero -y principalmente Latinoamérica- se enfrenta a un rebrote pandémico mucho más grave que los anteriores, y -en consecuencia- a un inevitable colapso sanitario. El escenario parece salido de las peores ensoñaciones, o de las más apocalípticas películas de ciencia ficción distópica. Los distintos gobiernos, sin importar su geografía o inclinación político-ideológica, apelan a restriccionescierresconfinamientoscuidados y -por supuesto- las vacunas. Sin embargo, sobre este último punto, a Argentina le faltan nada menos que unas 22 millones de dosis de AstraZeneca. ¿De quién es la culpa? Esto es Argentina hoy. Récord histórico de casos. Más de 20.000 infectados en 24 horas. Riesgo epidemiológico -medio o alto- en el 80% del país. Al borde de la catástrofe sanitaria, el tiempo es el bien más preciado, porque falta. Ya casi no hay.

En el país se está esperando, con mucha expectativa, la llegada de la vacuna contra el covid de AstraZeneca, que se produce -en parte- en el laboratorio mAbxiencepropiedad del empresario Hugo Sigman.

Este magnate de los laboratorios, con una fortuna de 1.600 millones de dólares, en su propia cuenta de twitter, describió su participación en el negocio de la producción de la vacuna: «AstraZeneca eligió la planta de mAbxience para producir la vacuna, por su alta tecnología y la capacidad de sus profesionales. Nos ha pedido principio activo para fabricar 150 millones de dosis, de las cuales 22 millones (14,7% del total) están destinadas a la Argentina».

Ante algunas críticas periodísticas que recibió, Sigman reclamó que nos tendríamos que sentir orgullosos de que él fabrique las vacunas«Resulta difícil entender por qué, en lugar de sentirnos orgullosos por la fabricación de vacunas en nuestro país, sea contra la gripe o el Covid, se siembren dudas, sospechas y acusaciones a la moral, sin fundamentos, socavando la autoestima de los argentinos, y la dignidad de las personas, en un momento tan sensible para la población». La autoestima de millones de argentinos está lastimada en todo caso, no por las críticas a Sigman, sino por la demora en la llegada de vacunas, las cuales son un negocio de muy pocos.

AstraZeneca -para solucionar el problema- ordenó que se envíe al laboratorio Albany Molecular Research Inc. (AMRI) de Albuquerque, Estados Unidos, los dos primeros lotes de producción, que sirven para producir 12 millones de vacunas. ¿Son tan pocos en el mundo los iluminados que están preparados para envasar las vacunas? ¿O se organizaron para hacerse más ricos entre muy pocos? 

Ahora prometen que, en dos o tres semanas, se van a distribuir a distintos países de América Latina, estas vacunas que la Fundación Slim vende a los gobiernos a 4 dólares por unidad. De esos 12 millones, 900.000 dosis llegarían a la Argentina.

Todo queda muy lejos de las promesas de los funcionarios, y de los empresarios. En diciembre del año pasado, el mismo fundador del Grupo Insud, Hugo Sigman, en la conferencia anual de la Unión Industrial Argentina (UIA), vaticinó que a mitad de año íbamos a estar casi todos vacunados: «Para julio de 2021 la situación de la pandemia va a cambiar muchísimo, porque va a haber mucha gente protegida, ya sea el 70, 80 o 90 por ciento de las poblaciones». 

Se trata de un negocio millonario, de producción, envasado y distribución de la vacuna, desarrollada por la Universidad de Oxford y el laboratorio anglosueco AstraZeneca, con participación de Sigman y la farmacéutica mexicana Laboratorios Liomont, financiada por el magnate Carlos Slim. 

Lo que ocurrió en las últimas semanas, es que Liomont se demoró en el envasado de las vacunas, porque -teóricamente- no podía conseguir los filtros necesarios. O sea, se montaron del negocio sin tener garantizado cómo y cuándo iban a envasar.

Lo cierto es que según los datos del Sistema Nacional de Vigilancia en Salud (SNVS) y los datos del Registro Federal de Vacunación Nominalizado (NomiVac) al 26 de marzo de 2021, hay 2.824.344 personas vacunadas con la primera dosis, y sólo 650.071 personas vacunadas con esquema completo -es decir con las dos dosis-.

Por todo esto, es que el secretario general de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud (Fesprosa), Jorge Yabkowski, pidió al Gobierno que se ayude a «los laboratorios públicos y privados argentinos a envasar la vacuna producida por mAbxience, proveyendo la asistencia técnica y financiera necesaria».

Lo mismo piden dirigentes políticos del Frente de Izquierda, que reclaman que se declare «de utilidad pública» el laboratorio mAbxience, propiedad de Hugo Sigman, y se instrumenten los mecanismos para que se puedan envasar las vacunas en la Argentina.

 

 

 

La discusión de fondo, ante todas estas dificultades, es si el Estado puede y debe tener un rol más activo en la obtención de las vacunas que van a salvar la vida de muchos argentinos. ¿Es realmente imposible envasar las vacunas contra el covid en Argentina? ¿Qué tanto hace falta para que en algún momento sea posible? Por ahora, lo único que sabemos es que de las 22 millones de dosis de AstraZeneca -prometidas para Argentina- en dos semanas -si cumplen- llegarían apenas 900.000. 

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