El aumento acelerado de los precios, sobre todo en los alimentos, que acumulan una suba de 7,7 por ciento hasta el 23 de marzo de acuerdo a la consultora LCG, le ganó la pulseada a las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional sobre «evitar subas discrecionales en jubilaciones y pensiones» para no obstaculizar las metas fiscales.

La jubilación mínima se encuentra hoy en 32.630 pesos, monto que rige desde marzo hasta junio de este año de acuerdo a la actualización trimestral de la ley de movilidad. El último aumento, decretado en febrero, resultó del 12,28 por ciento. En ese momento se estimaba que la inflación para enero-marzo sería de 12,49 por ciento, es decir, un porcentaje similar al de la movilidad. Sin embargo, el cambio de escenario internacional llevó al Gobierno a tomar esta decisión para que los y las jubiladas no pierdan poder adquisitivo.

De hecho, el bono podría estar amparado en aquella palabra que el FMI incorporó una vez aprobado el proyecto en el staff report: «recalibrar políticas» dados los «riesgos excepcionales» a los que está expuesto el programa. Es que la disparada de precios de los alimentos está justificada -por lo menos desde el sector privado- en el aumento de los precios internacionales dada la circunstancia excepcional de la guerra Rusia-Ucrania.