El imputado también reconoció que le pertenecían las dos armas de fuego secuestradas, una en el kisoco de Sabo y otra cuando fue detenido.
“Me parece muy débil e inconsistente este relato, además no pudo contestar ante la pregunta que se le hicieron respecto de la mecánica de este hecho”, dijo a Télam Humberto Prospero, uno de los abogados que representa a la familia del kiosquero como particular damnificada y que pertenece al equipo de Fernando Burlando.