«Ganar las elecciones depende de que volvamos a enamorar a la sociedad, de que volvamos a convencerla de que hubo un tiempo en que vivimos mejor», dijo.

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner reiteró, por si hacía falta, que no será candidata este año y, aunque no dijo expresamente si apoyará a otro postulante, ni se pronunció sobre el debate primarias sí o primarias no, dio pistas sobre la estrategia que debería trazarse el oficialismo de cara a octubre, de cara a unas elecciones que definió como «atípicas, de tercios», en un escenario donde «la frustración» generó -respecto de 2019- el ingreso de una tercera fuerza (evitó pronunciar el nombre de Javier Milei): «Ahora, más importante que el techo es el piso. Lo importante es entrar al ballottage», dijo. También hizo un llamado a las fuerzas opositoras para estabilizar la economía, para enfrentar la inflación y la recurrente escasez de dólares: «Es necesario un acuerdo entre todos para decidir qué hacer con la economía bimonetaria», planteó.

A cuatro años de la fecha en que anunció la fórmula con que el Frente de Todos se impuso en las últimas elecciones presidenciales, la que integró junto con Alberto Fernández, CFK volvió a mostrarse en un canal de televisión. De traje verde y escarapela en la solapa, fue a C5N, donde concedió una entrevista al programa «Duro de domar».

«Hacer política en los sets de televisión y en los tribunales, es lo más fácil que hay, el problema es cuando llegan al gobierno», fueron sus primeras palabras, cuando se encendieron las cámaras y dejó de agitar su abanico. Eran las 21.30 pasadas y había llegado minutos antes a los estudios. En la puerta del canal la esperaban, hacía horas, grupos de militantes que se habían acercado a manifestarle su apoyo, a mostrarle una sonrisa o gritarle amor incondicional. «Ella o nadie», decía un cartel. Otro reclamaba «un paro por tiempo indeterminado hasta que renuncie la Corte mafiosa macrista». «En tiempos difíciles, ser peronista es un deber», rezaba una cartulina manuscrita en letras cursivas. Había vinchas celestes y blancas con su nombre, remeras con la leyenda «todos con Cristina» o «ni presa ni muerta, CFK presidenta».

Cuando el periodista Pablo Duggan la consultó por su futuro político, la vicepresidenta se definió como una «militante de toda la vida» que forma parte de la «generación diezmada» de la que habló Néstor Kirchner en su discurso de asunción, el 25 de mayo de 2003. «Este año voy a cumplir el papel de siempre. El de una militante política para que lo que considero que es lo mejor que les puede pasar a los argentinos, les pase». Entonces deslizó que espera que «los hijos de la generación diezmada sean los que tomen la posta». Muchos interpretaron que, de los precandidatos del FdT, el único que entraría en esa definición es el ministro del Interior, Eduardo «Wado» De Pedro. CFK se cuidó de adelantar qué dirá en el acto del jueves 25, en la plaza de Mayo, en el que será la única oradora. «Los espero a todos en la plaza», dijo.