La Corte Suprema rechazó de plano la recusación de Cristina Fernández de Kirchner contra Ricardo Lorenzetti en la causa Vialidad y lo hizo con el voto del propio Lorenzetti. Es más su participación era decisiva, porque con la voluntad de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz no alcanzaba ya que hacían falta tres votos. Hubieran tenido que llamar conjueces y todo demoraría más. La resolución parece una respuesta al anuncio de la presidenta del Partido Justicialista del último lunes de que será candidata a legisladora provincial por la tercera sección electoral. CFK lanzó esa candidatura en medio de una lluvia de operaciones de prensa y presiones dirigidas al máximo tribunal para que confirme la condena y la saque de la carrera electoral 2025.
El expediente conocido como Vialidad, donde se juzgó la concesión de obra pública vial en la provincia de Santa Cruz al empresario Lázaro Báez, llegó a la Corte el 31 de marzo último. Los supremos tienen que revisar la condena por defraudación que impuso el Tribunal Oral Federal 2, que estableció para la expresidenta una pena de seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, confirmada por la Cámara de Casación. El fiscal ante este último tribunal, Mario Villar, pidió el doble de pena y que se aplique el delito de asociación ilícita. El Procurador interino Eduardo Casal, sostuvo esa postura al dictaminar ante los supremos. El mensaje que deja la resolución de la recusación es que la Corte ya estaría en condiciones de tomar una decisión. O sea, es una advertencia: pueden sacar el fallo cuando se les antoje.
Como es obvio, las fechas cuentan en este momento más que nunca. Porque si CFK resulta electa en septiembre, tendrá fueros. De ahí la desesperación de algunos opinadores que piden a gritos la prisión para ella, como Joaquín Morales Solá, que este miércoles publicó –antes de que se conociera la resolución– una columna que decía: «La Corte debería decidir antes del 19 de julio, fecha en que vencerá el plazo para inscribir candidatos para las elecciones provinciales en Buenos Aires. Lo hará mucho antes». Ya había publicado una nota en la misma línea el domingo último.
La Corte, en rigor, no tiene plazos, pero adopta el termómetro de la política. Es más, nunca toma decisiones de este tenor en poco tiempo, suelen tardar un año y medio o dos, o más, en causas que pueden tener repercusión o lectura política. Morales Solá afirma que «los jueces de la Corte Suprema saben que no tienen margen social para demorar la decisión hasta después de que ella sea eventualmente elegida diputada provincial» y que si lo hacen «la crítica» que recibirán será «muy severa».
La expresidenta había recusado a Lorenzetti basándose en diversos hechos que ponen en duda su imparcialidad. Aludió a publicaciones periodísticas que señalaban, por un lado, su relación directa con Javier Milei con quien hablaba de la postulación del juez Ariel Lijo a la Corte Suprema. Por otro, su intención de lograr una nueva mayoría dentro del tribunal, donde está enemistado con sus colegas. Un día antes del rechazo de los pliegos del magistrado y de Manuel García Mansilla, el diario Clarín publicó una nota que anunciaba que Lorenzetti le había planteado a sus colegas supremos que debían resolver rápido el caso Vialidad.
En la sesión en la que se trataron los pliegos, la senadora de UxP Anabel Fernández Sagasti denunció, sin ser desmentida, “que su espacio estaba recibiendo extorsiones directas» de Lorenzetti para que votaran uno de los pliegos bajo amenaza de dejar firme la condena. Agregó un reportaje que el 1º de mayor le dio a Luis Novaresio, donde dijo que la Corte debería tomar una decisión antes de las elecciones. «Porque no hay ninguna razón para demorarlo más. Lo que tiene que hacer la Corte acá es analizar si está bien o mal denegado el recurso extraordinario…».
La Corte, rechazó el planteo «in límine» con algunos tecnicismos. «El instituto de la recusación con causa es un mecanismo de excepción, de interpretación restrictiva, con supuestos taxativamente establecidos, para casos extraordinarios, teniendo en cuenta que su aplicación provoca el desplazamiento de la legal y normal competencia de los jueces y la consecuente alteración del principio constitucional del juez natural”. Agrega que eso es particularmente aplicable a los jueces de la Corte. Pero luego dice que, más allá de esa cuestión, el planteo de CFK «se funda en circunstancias que no fueron denunciadas de manera oportuna y que carecen de la fundamentación mínima exigida por las normas legales aplicables y por la jurisprudencia constante de este Tribunal». Es decir, le señalan que el planteo debió hacerlo con el recurso presentado en febrero y que si se trata de cuestiones que ocurrieron con posterioridades también tiene un plazo que no cumplió. Más allá de eso, le dicen que es «genérico».
Fuentes de la defensa de Cristina Fernández de Kirchner señalaron que cuando Lorenzetti advirtió que la Corte debía fallar sobre Vialidad antes de las elecciones, exhibió parcialidad. Ahora, él mismo vota rechazar la recusación. Es obvio que no va a decir, “tienen razón, yo infringí las normas”. Actúa como juez y parte. Esto es una conducta que se repitió con distintos jueces en esta causa. Fueron recusados los jueces que iban a Olivos a jugar al tenis o a escondidas a Casa Rosada y ellos mismos rechazaron su propia recusación.
Respecto del momento en que fue presentada la recusación, recuerdan que el factor clave para plantearla fue la entrevista en la que Lorenzetti dijo que debía votarse en el primer semestre, antes de la campaña electoral. Muestra una clara intencionalidad política. Antes, lo había dicho en «off» y fue publicado en una nota, pero la confirmación llegó cuando él mismo lo dijo públicamente. Por eso, los defensores no consideran que esto haya sido fuera de término. Además, hay fallos de la Corte que indican que cuando se trata de garantías constitucionales no se puede aplicar el rigor formal, agregan. La defensa de Cristina evalúa hacer una nueva presentación ante la Corte.