“Hay pacto de confidencialidad y no se puede difundir”, dijo Losada
La Casa Rosada entró en tensión tras la difusión inesperada de un borrador interno de la reforma educativa que el Gobierno pretendía avanzar en silencio luego del recambio legislativo. El documento, con modificaciones profundas en contenidos, currículas y financiamiento, circuló dentro del propio espacio libertario y terminó filtrándose, dejando expuesta la estrategia oficialista.
Carolina Losada —senadora santafesina aliada al Gobierno e integrante del Consejo de Mayo, el órgano encargado de elaborar el proyecto— fue quien salió a poner la cara en medio del revuelo. Con evidente incomodidad, buscó bajar la espuma:
“Hay filtraciones que no hacen bien a lo que nosotros queremos hacer”, afirmó.
La legisladora confirmó que el trabajo sobre la reforma continúa, pero remarcó que rige un acuerdo de reserva entre quienes participan de las reuniones:
“Hay un pacto de confidencialidad. Tenemos la base, estamos compartiendo versiones, pero no se pueden difundir”, insistió.
Según Losada, los aspectos técnicos del borrador ya están avanzados y lo que falta son definiciones políticas:
“Es importante que esperemos porque no falta nada”, resumió.
El Gobierno pisa el freno
Tras la filtración, el Ejecutivo decidió pausar las reuniones del Consejo de Mayo, integrado por referentes cercanos al oficialismo y representantes de distintos sectores políticos y sindicales. La intención es reorganizar la estrategia y evitar que nuevas versiones del proyecto se hagan públicas antes de tiempo.
Una reforma de raíz y sin red de contención
Los borradores filtrados describen una transformación integral del sistema educativo. Los puntos centrales incluyen:
- Derogación de la Ley Nacional de Educación 26.206.
- Autonomía total para escuelas públicas, privadas y “de iniciativa social” para definir:
- Plan de estudios
- Calendario escolar
- Modalidades pedagógicas
- Criterios de contratación docente
- Ingreso formal de la educación en el hogar (homeschooling) y modelos híbridos.
La propuesta elimina parámetros comunes y habilita que cada institución diseñe su propio modelo. Según especialistas que ya empezaron a analizar el borrador, esto podría fragmentar el sistema y convertir la educación en un mercado desigual, donde la calidad dependa de la capacidad económica de cada familia.
El discurso del oficialismo refiere a la “libertad educativa”, pero la filtración reveló un trasfondo que preocupa a distintos sectores: la transferencia de responsabilidades del Estado a los hogares y el debilitamiento del sistema público.
La difusión del documento no solo adelantó el contenido de la reforma, sino que expuso el intento del Gobierno de avanzar sin debate público en una de las áreas más sensibles del país: la educación pública, gratuita y de calidad.
