La elección legislativa de ayer dejó un mensaje claro: Javier Milei consolidó su liderazgo nacional y La Libertad Avanza ganó terreno significativo, mientras el peronismo sigue sin un emblema único que aglutine fuerzas. La ciudadanía renovó un crédito que tiene tanto un componente ideológico como práctico, dejando en evidencia que, pese a la inflación, la deuda y la recesión técnica, el antiperonismo mantiene un apoyo sólido en distritos clave.
Aunque Milei obtuvo más legisladores y está cerca de lograr quórum en varias comisiones, aún deberá negociar con aliados y opositores para avanzar con reformas laborales, previsionales e impositivas. La euforia inicial por los mercados y la caída del dólar refleja confianza de corto plazo, pero no altera la estructura del modelo económico vigente, que sigue siendo dependiente de la especulación financiera y vulnerable a shocks externos.
El resultado también evidencia diferencias de liderazgo: Milei logró un frente unificado en torno a su figura, mientras que el peronismo carece de un liderazgo que imponga un rumbo claro. Sectores internos del oficialismo y la oposición intentarán reinterpretar la derrota o éxito desde su propia perspectiva, pero la elección dejó un mensaje inequívoco sobre la dirección política del país y los desafíos que esperan en 2027.
En resumen: ganó Milei en términos políticos, pero el contexto económico sigue siendo complejo y los triunfos simbólicos no cambian la fragilidad estructural del modelo vigente. La sorpresa está servida, pero los efectos de largo plazo aún están por verse.





