“Volvete para tu país”: historias de discriminación y los datos que confirman que el racismo sigue vigente en la Argentina
“Volvete para tu país”.
Graciela, una migrante venezolana que pide mantener su identidad en reserva, recuerda esa frase como un golpe seco en medio de su adaptación a la Argentina. “Yo trataba de remarla y estar bien. Estaba haciendo el duelo migratorio”, cuenta. A poco de llegar, trabajaba como agente de seguros cuando un compañero la descalificó por no ser “de acá”. En otras ocasiones, oyó a clientes pedir que los atendiera alguien cuya voz “no sonara a extranjero”.
“Fue un puñal”, dice. “Me encerré en el baño y lloré”.
Aunque la Argentina suele reivindicarse como un país de puertas abiertas, el racismo y la xenofobia persisten en la vida cotidiana. Las historias de Graciela y de Mariano, un uruguayo que también pidió anonimato, lo confirman. Él recuerda su primer día en una escuela argentina, cuando un maestro le preguntó:
“¿Qué hacen acá vos y tu familia? ¿Por qué no se vuelven a Uruguay?”
“Me afectó mucho”, dice. “Había venido con ilusión, y ese comentario me la borró en un segundo.”
Un país donde el 72% sufrió discriminación
Las experiencias de Graciela y Mariano no son excepciones. El Mapa Nacional de la Discriminación del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo), presentado en 2022 con datos recolectados entre 2013 y 2019, reveló que el 72% de la población argentina sufrió algún tipo de discriminación, frente al 65% registrado en 2013.
Los principales ámbitos donde se producen estos episodios son:
- Educativo: 41%
- Laboral: 26%
- Vía pública: 18%
El informe también mostró un cambio en la percepción social del problema: en 2019, el 41% de la población consideraba la discriminación como una violación de derechos, frente al 12% de 2013.
La pobreza y la estética: los nuevos rostros del prejuicio
Según el INADI, los motivos más frecuentes de discriminación varían según el ámbito:
- En el educativo, predominan las cuestiones estéticas, seguidas por la gordofobia y la situación de pobreza.
- En el laboral, el principal motivo es el género, seguido por la pobreza y la apariencia física.
- En la vía pública, la pobreza encabeza las causas, seguida por el color de piel y la estética.
La socióloga y docente de la UBA Oriana Seccia explica que además de la violencia explícita, existen formas simbólicas de discriminación:
“Frases como ‘no digo negro, negro; digo negro de alma’ son el mejor ejemplo de racismo simbólico. No hay una democracia verdadera si la xenofobia prevalece.”
Qué espera la sociedad del Estado
La ciudadanía considera que el Estado debe actuar activamente. Según el mismo estudio:
- El 47% pide incorporar el tema en las escuelas.
- El 39%, campañas públicas de sensibilización.
- El 32%, nuevas leyes con sanciones más efectivas.
La ex titular del INADI Victoria Donda recordó que “el racismo estructural representa el 40% de los casos registrados”, y advirtió que tras la disolución del organismo por decreto en 2024, las víctimas “quedaron más desprotegidas”.
“Sin igualdad, sin inclusión y sin derechos, lo que se debilita es el propio pacto democrático”, señaló.
Una ley que no alcanza
La Ley Antidiscriminatoria 23.592, sancionada en 1988, sigue siendo el principal marco legal. Para Donda, “está absolutamente desactualizada”:
“No contempla acciones afirmativas, ni sanciones claras, y no incorpora las formas contemporáneas de discriminación que vemos a diario.”
Propone una nueva ley integral contra la discriminación, que incluya educación, reparación simbólica y políticas culturales.
“El desafío del Estado —añade— no es solo tener leyes modernas, sino un compromiso activo con la inclusión: políticas reales en educación, trabajo, salud y medios de comunicación.”
Entre la exclusión y la empatía
Mariano dice que le gustaría poder explicar su historia a quienes lo discriminaron: “Para que entiendan el daño que hacen”.
Graciela, en cambio, prefiere mirar hacia adelante:
“La vida da vueltas. Cualquiera puede estar en una situación de vulnerabilidad. Por eso hay que tratar bien al otro, porque no sabés cuándo te toca estar en sus zapatos.”
A pesar de todo, ella elige quedarse con lo positivo:
“Yo amo este país. Mi corazón es mitad y mitad. Hay mucha gente buena, y por suerte, sigue siendo la mayoría.”
*Bonny Medina es periodista y comunicadora social.





