La agenda de Javier Milei, golpeado por la elección bonaerense

El Presidente hablará en cadena nacional el lunes y busca reencauzar su gestión en medio del malestar económico y el aislamiento político

El presidente Javier Milei intentará el próximo lunes retomar el control de la agenda política y económica con una cadena nacional programada para las 21 horas, en la que presentará los lineamientos centrales del Presupuesto 2026. Lo hará en un contexto delicado: tras la contundente derrota electoral sufrida en la provincia de Buenos Aires, el oficialismo enfrenta una fuerte presión social, una creciente desconfianza de los mercados, y un preocupante aislamiento político.

La cadena será su primera aparición pública masiva tras el revés electoral. En la última, realizada en agosto, Milei había defendido sus polémicos vetos a la ley de Emergencia en Discapacidad y al aumento de las jubilaciones, y anunció que enviaría proyectos para penalizar el déficit fiscal. Aquella intervención no logró descomprimir el clima político; por el contrario, abrió nuevos frentes de conflicto con el Congreso y con sectores vulnerables de la sociedad.


Una presentación en medio del temblor

El vocero presidencial Manuel Adorni fue el encargado de confirmar la aparición del mandatario. Dijo que el discurso será «en el marco de la presentación del Presupuesto 2026», aunque se espera que Milei utilice el espacio para reforzar su discurso ideológico y ratificar el rumbo económico.

El anticipo del Presupuesto —filtrado en julio— preveía una inflación interanual del 22,7 % para diciembre de 2025, un tipo de cambio oficial en torno a los $1.229, y una aceleración del superávit primario. Sin embargo, esos números ya quedaron desactualizados tras la reciente escalada del dólar y la desconfianza creciente del mercado, que anticipa un escenario mucho más volátil.

El oficialismo apuesta a que el Presupuesto funcione como una herramienta de negociación con los gobernadores, quienes hasta el momento han rechazado la convocatoria al diálogo formulada por el Gobierno tras las elecciones.


Aislamiento político y presión económica

La derrota electoral en Buenos Aires —que funcionó como una suerte de primaria nacional— no sólo debilitó al oficialismo en términos simbólicos. También reforzó la percepción de que el mercado empieza a soltarle la mano a Milei, y reavivó la discusión interna sobre el rumbo de la gestión. Hasta ahora, el Presidente ha sido categórico: no habrá cambios de gabinete, ni de rumbo económico.

Pero mientras insiste en la continuidad, el contexto se agrava. El riesgo país volvió a subir, los bonos argentinos sufrieron una caída que sólo empezó a revertirse parcialmente esta semana, y el tipo de cambio a futuro anticipa fuertes tensiones de cara a fin de año.

En paralelo, crece el consenso entre economistas y consultoras sobre las dificultades estructurales del programa económico: alta nominalidad, recesión, caída de la actividad, y reservas netas negativas en el Banco Central, que limitan seriamente la capacidad de respuesta ante un shock externo o una nueva corrida.


Sin margen para errores

A esto se suma una crisis institucional subyacente. En las últimas horas, el Gobierno enfrentó nuevos cuestionamientos por la causa judicial que involucra al extitular de la Agencia Nacional de Discapacidad, Diego Spagnuolo, investigado por presuntas coimas en la compra de medicamentos. Aunque el exfuncionario aún no declaró, sus allegados deslizan la posibilidad de que se convierta en arrepentido, lo que podría desatar un nuevo escándalo de corrupción dentro del oficialismo.

Además, la relación con los gobernadores continúa tensionada. La invitación al diálogo fue respondida con silencios o rechazos indirectos, y en la mesa federal recién conformada por Francos, Caputo y el nuevo ministro del Interior, Lisandro Catalán, aún no hay señales concretas de negociación. El Ejecutivo, por ahora, no tiene recursos ni cargos suficientes para ofrecer, y los mandatarios provinciales ya no confían en promesas sin garantías.


Lo que se juega el lunes

El discurso de cadena nacional del lunes a las 21 será, en los hechos, un intento de Milei por reafirmar su liderazgo frente a la crisis. Buscará mostrarse en control, transmitir estabilidad, y marcar el terreno de cara a las elecciones legislativas de octubre, que podrían definir si el Gobierno logra conservar una base parlamentaria mínima o queda a merced de una oposición que empieza a encontrar puntos de confluencia.

Pero el desafío es enorme: con un electorado cada vez más golpeado por la inflación y la recesión, un frente judicial en expansión, y una dirigencia política que le da la espalda, Milei enfrenta la etapa más difícil desde su asunción en diciembre. Y esta vez, el blindaje mediático no alcanza.

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