Estafa con pasajes aéreos

Los pasajes aéreos a destinos europeos se pagaban alrededor de US$1100 en clase económica y US$2500 en business. La oferta era tentadora y el sistema funcionó con usuarios que lograron viajar sin contratiempos, aunque los tickets se emitían, por lo general, sobre la fecha de la partida.

Pero la operatoria resultó insostenible. Karyna, la mujer que acercaba boletos y hasta paquetes ventajosos, no pudo cumplir con la entrega de los pasajes comprados, ofreció explicaciones débiles y, finalmente, dejó de responder los mensajes de los afectados.

La Justicia ya investiga las denuncias de estafa y recopila información para establecer el mecanismo utilizado por esta mujer que se ganó la confianza de una amplia cartera de clientes. Los damnificados, alrededor de 200, están en contacto entre sí y descubren, día a día, más casos calcados. Mientras algunos se desesperan porque tienen viajes programados con boletos “fantasma”, otros se encuentran varados en aeropuertos de Europa sin poder regresar a la Argentina.

¿Cómo funcionaba el sistema de venta de pasajes a bajo precio?

Karyna utilizaba un audio como herramienta para captar interesados. En ese mensaje, explicaba en detalle un supuesto sistema de beneficios internos de Iberia, por el cual empleados de la aerolínea podían conseguir boletos a precios reducidos, a los que ella accedía para ofrecer a sus clientes.

Aunque la mujer se hacía llamar Karyna en su emprendimiento y en los chats, en realidad el nombre que figura en su DNI es el de Karina María Alvarado Ríos, de nacionalidad ecuatoriana.

La promesa de pasajes económicos era el anzuelo para atraer público. De acuerdo a las denuncias, hubo personas que pagaron por los tickets valores de hasta un 50% menos.

¿Se sabe cómo conseguía Karyna los pasajes a menor precio?

Supuestamente, adquiría los boletos a través de un código especial para empleados de Iberia. El nexo que tenía con la aerolínea es una de las preguntas de la trama. La compañía se desmarcó de la operatoria apenas estalló el escándalo.

Karyna lo contaba así: “Iberia tiene el beneficio para sus empleados de darles 16 boletos al año para amigos y familiares”. Según su relato, más del 60% de los trabajadores accedían a esos pasajes en modalidad stand by, sin asiento asignado. Se estima que ella a su vez los compraba para luego revenderlos.

También mencionaba una segunda categoría de tickets, con asiento confirmado, valija de 23 kilos y equipaje de mano de 9 kilos. “Los empleados tienen que pagar más o menos entre 300 a 400 euros en impuestos… y te los venden a US$1200 cada pasaje”, afirmaba. En esta modalidad, el comprador podía definir la fecha del vuelo con hasta 50 días de anticipación.

Esos casos le permitían acceder al dinero con antelación con pagos, por lo general en efectivo, que se abonaban en su departamento de Recoleta. En otras situaciones, enviaba a una persona de su red a que retire los dólares. Si estas dos opciones no eran posibles, recibía transferencias a cuentas a su nombre, de su socia Agustina o del marido de ella. ¿Cómo conocieron Karyna y Agustina? Ambas llevaban a sus hijos a un tradicional colegio de Recoleta.

¿Cuándo comenzó a desmoronarse el negocio?

El negocio comenzó a mostrar fisuras a principios de julio, cuando las primeras víctimas empezaron a notar irregularidades en la entrega de pasajes. Hasta ese momento, el sistema había funcionado y, de hecho, clientes que habían viajado a menor precio sin inconvenientes recomendaban a Karyna. La operatoria resultaba confiable y hubo zonas, como el corredor norte del conurbano bonaerense, donde se extendió rápidamente.

Sin embargo, el quiebre llegó cuando varios clientes, que tenían programados vuelos para la semana del 17 de julio, no recibieron los códigos de reserva prometidos.

Las explicaciones que ofrecía Karyna comenzaron a sonar cada vez más inverosímiles, siempre con un tono defensivo. Primero, intentó justificar los retrasos alegando “problemas internos de la aerolínea”, desde supuestos paros gremiales hasta una “excesiva demanda de pasajeros”, lo que –según ella– habría llevado a Iberia a bloquear los códigos internos que utilizaba para emitir los pasajes especiales.

Como medida alternativa, comenzó a ofrecer vuelos con salida desde San Pablo, Brasil, obligando a los clientes a adquirir, por su cuenta y a último momento, tramos adicionales para poder llegar a destino.

Luego atribuyó las demoras a “fallas del sistema” y, más tarde, sostuvo que los códigos de reserva se emitían a último momento porque se trataba de beneficios exclusivos para empleados. Con el paso de los días, los argumentos se iban desmoronando, hasta que finalmente optó por el silencio absoluto, dejando a los compradores en total incertidumbre.

En sus perfiles, borró las fotos. “No puedo hablar, solo por WhatsApp”, escribió en su estado de la red de mensajería.

Con las vías de comunicación interrumpidas, se sumó una internación de Karyna en una clínica de la ciudad de Buenos Aires. Fue entonces cuando los damnificados empezaron a comunicarse entre sí, descubriendo que sus casos se multiplicaban.

¿Quiénes son los damnificados?

La magnitud de la supuesta estafa sigue sorprendiendo con más personas que denuncian haber sido perjudicadas por el sistema que manejaba Karyna, quien también habría comercializado pasajes de United y American Airlines.

El grupo de WhatsApp en el que los damnificados buscan organizarse cuenta con más de 200 integrantes, aunque no todos fueron víctimas directas, sino que algunos participan para aportar datos o colaborar. LA NACION accedió a algunos tramos del chat que muestran la indignación y la angustia de las personas afectadas, sin revelar identidades ni datos puedan perjudicarlas.

Algo para dejar bien en claro. Empecé comprando pasajes a Agustina. El año pasado. Dejé plata en efectivo en su domicilio. Un día me dice. Desde ahora habla con Karina que es como que es como si fuera yo. Entonces me pasa el contacto de Karina y seguí con ella. Agustina ya no me responde los mensajes y me aclaró que la plata que le di a Karina no me la va a devolver.

El alcance del negocio que denominan “Ponzi aéreo”, aunque no está claro si fue una estafa piramidal, sigue sorprendiendo con más personas que denuncian haber sido perjudicadas por el sistema que manejaba Karyna, quien también habría comercializado pasajes de United y American Airlines.

¿Cómo sigue el caso?

Hasta el momento, hay una causa en la justicia porteña que se tramita bajo el expediente N° 36862/2025, radicado en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 57, con la intervención de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 58. Paralelamente, varios afectados planean presentar una demanda colectiva, con el objetivo de que la Justicia logre recuperar al menos parte del dinero perdido.

Por el momento, la investigación avanza para determinar el alcance de la maniobra y las responsabilidades penales. LA NACION se comunicó con el juzgado y la fiscalía, que optaron por no brindar detalles.

Una de las víctimas consultadas por este medio describió: “Están tomando la denuncia y la declaración en la fiscalía. Ahora la modalidad es enviar todo por mail, con o sin firma de abogado”. La damnificada detalló además que, una vez recibido el correo electrónico, la fiscalía se comunica con los denunciantes para confirmar los datos y ratificar el contenido.

Por su parte, Iberia se despegó de este negocio que terminó en estafa. La compañía asegura que desconocía por completo esta operación hasta que la situación se viralizó en redes sociales. Voceros de la aerolínea informaron a LA NACION que ya iniciaron una auditoría interna para esclarecer si efectivamente fueron utilizados estos códigos de reserva y para deslindar responsabilidades frente a las víctimas y a la Justicia.

¿Qué medidas se deben tomar para evitar caer en estas operaciones?

Verificá que la agencia esté habilitada: Toda agencia debe tener un número de registro otorgado por la Asociación Argentina de Agencias de Viajes (Aaavyt) y estar habilitada por la municipalidad correspondiente. Pedí ese número antes de hacer cualquier pago, incluso si la oferta llega por redes sociales.

Exigí factura oficial: La factura es tu respaldo legal. Si no te la dan, no tenés cómo reclamar en caso de incumplimiento. El pago “en negro” te deja completamente indefenso.

Desconfiá de ofertas demasiado buenas: Las estafas suelen presentarse como promociones irresistibles, con precios muy por debajo del mercado. Si parece demasiado bueno para ser cierto, probablemente lo sea.

No compres por redes sociales sin verificar: Facebook, Instagram y WhatsApp son canales frecuentes para fraudes. Si te ofrecen un viaje por estos medios, asegurate de que la empresa tenga presencia oficial, sitio web verificado y habilitación legal.

Chequeá que el sitio web sea legítimo: Los ciberdelincuentes crean páginas falsas que imitan a las oficiales. Verificá la URL, buscá reseñas y nunca ingreses datos personales o financieros en sitios dudosos.

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