Luego de hacer ese pedido en la audiencia general de los miércoles, Francisco fue a visitarlo en el monasterio Mater Ecclesiae, en la zona de los jardines del Vaticano, donde Benedicto se encuentra recluido desde que renunció al pontificado en 2013.

La noticia sobre su agravamiento la sugirió el papa argentino. «Me gustaría pedir a todos ustedes una oración especial por el papa emérito Benedicto, que en el silencio está sosteniendo a la Iglesia», convocó en el Aula Pablo VI del Vaticano.

«Recordémoslo: está muy enfermo. Pidámosle al Señor que lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor hasta el final», agregó.

Pocas horas después, el Vaticano emitió un comunicado de prensa firmado por el director de la oficina de Prensa vaticana Matteo Bruni, en el que añadió pocas precisiones sobre la situación.

«Respecto al estado de salud del Papa emérito, por quien el Papa Francisco pidió oraciones al final de la audiencia general de esta mañana, puedo confirmar que en las últimas horas se ha producido un agravamiento debido al avance de la edad. De momento, la situación sigue bajo control, vigilada constantemente por los médicos», dice el texto.

Joseph Ratzinger, nacido en Alemania en la ciudad bávara de Marktl en 1927, había sido elegido el pontífice número 265 de la Iglesia en 2005, y renunció el 28 de febrero de 2013. Su decisión, la primera de su tipo tomada por un papa en la era moderna, sacudió a la curia romana y dio dando lugar al cónclave que dos semanas después eligió al argentino Jorge Bergoglio.

Desde entonces, Benedicto XVI vive en el encierro acompañado por su secretario personal, Georg Gaenswein. Con su salud definida como «una vela que está por apagarse» desde hace años, Ratzinger salió del Vaticano por última vez en 2020, cuando viajó a Alemania a despedirse de su hermano Georg, quien falleció poco después.