La crisis diplomática entre China y Japón alcanzó un nuevo punto de inflexión luego de que la primera ministra nipona, Sanae Takaichi, declarara que su país podría enviar tropas para apoyar a las fuerzas independentistas de Taiwán ante una eventual ofensiva militar china. La respuesta de Beijing fue inmediata: una condena pública, advertencias a sus ciudadanos, sanciones económicas y un mensaje directo al gobierno japonés para que se retracte.
Beijing eleva el tono: “Una grave injerencia”
Durante el debate anual en la Asamblea General de la ONU, el representante chino Fu Cong calificó las declaraciones de Takaichi como “extremadamente peligrosas” y una “violación seria del principio de una sola China”. Además, aseguró que la postura japonesa “rompe con su compromiso con el desarrollo pacífico” y cuestionó su legitimidad para aspirar a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad.
Para China, Taiwán es parte inalienable de su territorio desde 1949, y cualquier insinuación de apoyo militar externo es considerada una amenaza directa a su soberanía.
Impacto inmediato: turismo paralizado, mercados en caída
La tensión se trasladó rápidamente al plano económico:
- El gobierno chino y su embajada en Japón recomendaron a sus ciudadanos no viajar, generando un golpe severo al turismo.
- Más de diez aerolíneas —entre ellas Air China, China Eastern y China Southern— ofrecieron cancelaciones gratuitas hasta fin de año.
- Se registró medio millón de boletos cancelados, lo que provocó un colapso en reservas hoteleras.
- Las acciones japonesas del sector turístico y minorista se derrumbaron: los visitantes chinos representan el 27% del turismo receptivo del país.
En respuesta, la embajada japonesa en China emitió una alerta para que sus ciudadanos extremen cuidados y eviten zonas concurridas.
Sanciones económicas y represalias culturales
Beijing anunció una serie de medidas contra Japón si Takaichi no se retracta:
- Suspensión de importaciones de mariscos japoneses, argumentando fallas regulatorias.
- Congelamiento de negociaciones para reanudar las compras de carne vacuna.
- Bloqueo a estrenos de nuevas películas japonesas y paralización de autorizaciones pendientes.
“En la situación actual, incluso si se exportaran esos productos, no habría mercado para ellos”, advirtió la vocera del Ministerio de Exteriores, Mao Ning.
Movimientos militares y nuevas acusaciones
El lunes, Japón movilizó aviones de combate tras detectar un presunto dron chino cerca de la isla de Yonaguni, la más cercana a Taiwán.
China negó las acusaciones y replicó con dureza: “Es un intento de revivir el militarismo japonés”, afirmó Zhu Fenglian, portavoz de la oficina china para asuntos de Taiwán.
Diálogo tenso y sin avances
En Beijing se reunieron el director general del Departamento de Asuntos Asiáticos de China, Liu Jinsong, y su par japonés, Kanai Masaaki. Tras el encuentro, Jinsong fue contundente cuando le preguntaron si estaba conforme con el resultado:
“Por supuesto que no.”
La crisis, que comenzó con un comentario de Takaichi, derivó en advertencias militares, sanciones económicas, cancelaciones masivas de vuelos y un deterioro acelerado de los vínculos bilaterales en uno de los escenarios geopolíticos más sensibles del mundo.





