Los momentos trascendentales de un encuentro especial
1. El primer tiempo, hasta el gol de Boca
Hasta ese momento no había existido ninguna situación clara de gol. Daban la sensación de que podían seguir jugando mucho tiempo sin lastimarse.
River fue a la Bombonera con miedo a perder y Boca cargaba con el peso del favoritismo, lo que le generaba miedo a ganar.
El visitante manejó mejor la pelota, pero sin profundidad, y su acumulación de jugadores en el medio le quitó protagonismo a Paredes, que recién apareció con algunos cambios de frente sobre el cierre de la etapa.
El forcejeo de Giménez fue el punto de partida del gol que cambió la historia.
2. El planteo de River
River necesitaba ganar: el empate servía apenas para evitar un tropezón, no para mantener vivas sus chances de clasificación a la Copa Libertadores.
Sin embargo, su formación fue demasiado cautelosa.
Guardar a Quintero para el segundo tiempo fue un error: el partido pedía su creatividad en la etapa inicial, cuando el desarrollo era parejo. En el complemento, con la cancha inclinada y el ánimo por el piso, ya era tarde.
3. Franco Armani
Venía en buen nivel, pero cometió un error decisivo: tapó el primer remate de Zeballos y dio el rebote al medio, regalándole la segunda oportunidad al delantero.
También estuvo lento en una salida ante Palacios, que casi termina en gol.
En la jugada del penal mal cobrado por Ramírez no tuvo intención de cometer falta, pero su actuación quedó marcada por ese rebote fatal.
4. Milton Giménez
Tuvo dos chances clarísimas para liquidar el partido y las desperdició.
La mayoría de los jugadores de Boca redondearon un 6 de promedio, sobre todo por el segundo tiempo, pero Giménez no pasó del 4, incluso considerando su participación en el primer gol.
Otro de bajo rendimiento fue Lautaro Blanco.
5. El árbitro Nicolás Ramírez
No estuvo a la altura de su buena fama.
Aplicó criterios dispares con las amarillas (la primera a Martínez Quarta, a los 13 minutos) y se equivocó feo al cobrar el penal contra Armani.
El VAR lo salvó avisándole que no había falta, pero no lo ayudó en las faltas de Blanco y Borja, que eran más para roja que para amarilla.
El descuento de ocho minutos (ampliado a nueve) fue escaso por todas las demoras.
6. Un rato de rebeldía en River
En los últimos diez minutos mostró la reacción que le había faltado.
Buscó con decisión, empujó a la defensa rival y casi descuenta con un cabezazo de Galarza y un remate cruzado de Salas.
Dejó la sensación de un equipo inseguro y desconfiado, reflejo de un Gallardo que tampoco transmite certezas.
7. Los puntos altos de Boca
Marchesín respondió firme y seguro, sin errores.
Los centrales cumplieron y Merentiel fue preciso para definir.
Paredes rindió por debajo de sus posibilidades —tenía todo para brillar—, pero igual fue clave en el juego fluido del complemento.
8. El ratito de toque
En la mitad del segundo tiempo, con la entrada de Ander Herrera, Boca jugó unos minutos de fútbol de alto vuelo, de esos que levantan al hincha.
El “ooole, ooole, ooole” bajó de las tribunas como reconocimiento, no como burla.
Fue el mejor tramo de juego y sirvió para que Milton Delgado, ese “gigante de metro y medio”, se llevara un sólido 8.
9. La fiesta en las tribunas
Antes del partido, la Bombonera fue una explosión de color.
Una bandera en los palcos resumía el sentimiento: “Boca es grande por su gente”.
El recibimiento fue imponente, con un grito ensordecedor que achicó a cualquier rival.
Tras el pitazo final, los jugadores se quedaron más de diez minutos cantando con la hinchada, prolongando la comunión.
10. Zeballos, el mejor
Le erró a la pelota en una jugada del segundo tiempo, pero no importa: Zeballos la rompió.
Fue el mejor de Boca y del partido.
Brillante en los peores momentos, cambiante, encarador, participativo.
Marcó el primer gol y fue clave en el segundo.
Provocó amarillas, generó peligro constante y desparramó rivales con su gambeta.
Jugó como un pibe agrandado, sí, pero con razones de sobra.





