A menos de dos semanas de las elecciones legislativas del 26 de octubre, en el entorno del presidente Javier Milei ya se analizan posibles cambios en el gabinete nacional. La estrategia apunta a “oxigenar” el gobierno, reforzar la gobernabilidad y atender a los compromisos políticos asumidos tanto con Donald Trump como con Mauricio Macri y un grupo de gobernadores aliados.
Mientras en la Casa Rosada se intentaba aclarar las declaraciones de Trump sobre el respaldo financiero de Estados Unidos, distintas fuentes oficiales admiten que varios ministros podrían dejar sus cargos tras los comicios de medio término. La única funcionaria con continuidad asegurada sería la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei.
Los posibles movimientos
Entre los cambios más probables figuran Luis Petri, actual ministro de Defensa, y Patricia Bullrich, titular de Seguridad. Ambos son candidatos en las elecciones legislativas —Petri en Mendoza y Bullrich al Senado—, y de confirmarse su ingreso al Congreso deberían dejar sus cargos el 10 de diciembre. También podría salir del gabinete el vocero presidencial Manuel Adorni, electo legislador porteño.
Para reemplazar a Bullrich suena la actual secretaria de Seguridad, Alejandra Monteoliva, aunque en las últimas semanas surgieron objeciones internas a su eventual nombramiento. En tanto, para Defensa y Seguridad no se descarta que Milei designe figuras vinculadas al bloque Provincias Unidas, en el marco de una negociación con gobernadores aliados como Alfredo Cornejo (Mendoza) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos).
El factor Macri
En paralelo, Mauricio Macri busca consolidar su influencia dentro del gobierno libertario. Durante una reunión reciente en la residencia de Olivos, el expresidente habría planteado condiciones a Milei a cambio de su apoyo político y legislativo.
Macri pretende ubicar en el gabinete a exfuncionarios de su gestión: Jorge Triacca podría volver como secretario de Trabajo, en reemplazo de Julio Cordero, mientras que Guillermo Dietrich sería candidato a ocupar un área vinculada a Obras Públicas, un puesto considerado clave por su peso presupuestario y territorial.
Desde el oficialismo reconocen que estos espacios “son negociables” y que el objetivo es alcanzar un equilibrio entre la gobernabilidad y la autonomía presidencial. “La idea es renovar para no sofocarse, pero sin dar la impresión de que el gobierno queda en manos de un socio no deseado”, admitió un funcionario cercano a Milei.
Oxigenar y ordenar
La reconfiguración del gabinete se concretaría a comienzos de noviembre, una vez que se conozcan los resultados electorales. El propósito central, señalan en el entorno del presidente, es reforzar la estructura política, mejorar la relación con las provincias y mostrar ante Washington una señal de estabilidad.
Mientras tanto, Milei deberá equilibrar los pedidos de Trump —que reclama “renovar la gobernabilidad”— con las aspiraciones de Macri y los reclamos internos de La Libertad Avanza. En la Casa Rosada reconocen que, cualquiera sea el resultado electoral, el Presidente enfrenta una etapa decisiva para rearmar su gabinete y sostener el rumbo político y económico de su gestión.





