El oro alcanzó este martes un nuevo récord histórico al superar los USD 4.000 por onza, impulsado por la expectativa de recortes de tasas en Estados Unidos, el debilitamiento del dólar y una fuerte demanda global por activos refugio. En lo que va del año, el metal precioso acumula un aumento de 53%, y desde la pandemia de 2020, un incremento total del 112%.
La suba responde a un contexto de creciente incertidumbre global: las tensiones políticas en Estados Unidos, Japón y Francia, sumadas a señales de enfriamiento en la economía norteamericana, consolidan la percepción de una Reserva Federal más moderada, con un posible recorte de 25 puntos básicos en las próximas semanas. Esto refuerza la búsqueda de protección frente a la volatilidad financiera.
“El impulso alcista estuvo sostenido por factores técnicos y fundamentales, incluyendo la caída del dólar, el deterioro de datos laborales y el incremento en los flujos hacia ETF respaldados en oro”, explicó Antonio Montiel, director de Análisis de ATFX Education.
Además, Goldman Sachs proyecta que el precio del oro podría alcanzar los USD 4.900 en el corto plazo, respaldado por compras sostenidas de bancos centrales e inversores institucionales.
La inestabilidad en los mercados tradicionales también contribuye al auge del oro. El cierre parcial del gobierno estadounidense, las amenazas del presidente Donald Trump sobre despidos en la administración federal, y la contracción del sector manufacturero refuerzan el atractivo del metal dorado como resguardo de valor.
Según Balanz Capital, los últimos indicadores laborales –como la caída de 32.000 empleos reportada por ADP y la debilidad en la encuesta JOLTS– consolidan la expectativa de dos recortes adicionales de tasas antes de fin de año, aunque el shutdown podría limitar la disponibilidad de datos clave para la próxima reunión de la Fed.
