Siete ciudadanos argentinos arribaron esta madrugada al aeropuerto de Ezeiza en un avión fletado por el ICE, el organismo de control migratorio de Estados Unidos. Se trata del cuarto vuelo en el marco de la política antiinmigratoria del gobierno de Donald Trump.
En medio de un clima de extremo hermetismo, un nuevo vuelo con argentinos deportados desde Estados Unidos aterrizó esta madrugada en el aeropuerto internacional de Ezeiza. Se trata del cuarto operativo de expulsión ejecutado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE.UU. (ICE) desde que Donald Trump regresó a la presidencia.
El avión, un Airbus A320-214 de la empresa GlobalX, trajo a bordo a siete ciudadanos argentinos que fueron expulsados bajo diferentes circunstancias. Al aterrizar, fueron recibidos por sus familiares, muchos de los cuales no habían tenido contacto con ellos durante semanas o meses.
Deportaciones silenciosas
Aunque las autoridades no brindaron detalles oficiales, fuentes periodísticas confirmaron que entre los repatriados se encontraba una mujer que llevaba 25 años viviendo en Florida, donde trabajaba como mesera. Su hermana relató que estuvo detenida durante cuatro meses, con escaso contacto familiar.
El procedimiento, denunciado por organizaciones de derechos humanos, forma parte de la nueva avanzada antimigratoria de la administración Trump, que se ha intensificado desde su regreso a la Casa Blanca en enero de 2025.
Vuelos previos y testimonios
El 11 de septiembre, otro vuelo —un Boeing 767-300 de la compañía Omni Air International— había traído a diez argentinos deportados, también desde EE.UU. Aquel avión hizo dos escalas intermedias en Bogotá y Belo Horizonte, donde descendieron deportados de otras nacionalidades.
Entre los repatriados de ese vuelo estaba Mario Luciano Robles, de 25 años, quien contó su historia en una entrevista televisiva. Había sido detenido en Texas tras cruzar desde México. “No somos criminales, no matamos ni violamos. Solo buscamos el ‘sueño americano’”, expresó con angustia. Su esposa e hijo quedaron en México.
Detención inesperada: el caso de Maximiliano García
Otro testimonio que conmovió fue el de Maximiliano García, quien vivía en Estados Unidos desde 2001, con permiso de trabajo vigente hasta 2030 y número de seguro social. Fue detenido el 21 de agosto, cuando acudió voluntariamente a una oficina de inmigración para regularizar su situación, gracias a una petición familiar que podía realizar su hija, nacida en EE.UU.
Al finalizar el trámite, fue apartado por agentes del ICE. Le informaron que tenía una orden de deportación de 2015, que —según él— nunca le fue notificada. Pasó semanas en un centro de detención en Miami y luego fue expulsado.
“Es notable el odio en cuanto al racismo que transmite este gobierno”, denunció.
“A los ojos de ellos somos criminales”, agregó.
Su esposa y sus dos hijos, con quienes vivía en Florida, quedaron del otro lado. “Están partiendo familias a la mitad”, lamentó.
¿Qué hay detrás de estos operativos?
La deportación masiva de migrantes latinoamericanos ha sido uno de los ejes centrales del segundo mandato de Trump, quien en campaña prometió “limpiar el país de ilegales”. El ICE ha intensificado su accionar, con vuelos semanales de repatriación hacia distintos países de América Latina.
En el caso de Argentina, estos operativos no fueron oficialmente anunciados ni comentados por el gobierno nacional, lo que alimenta la polémica por la falta de acompañamiento institucional y consular a los ciudadanos afectados.
Balance
Con este nuevo vuelo, ya son al menos 30 los argentinos deportados desde EE.UU. en los últimos tres meses. Mientras las cifras siguen creciendo, aumentan también las historias de separaciones familiares, detenciones prolongadas y expulsiones sin aviso previo.





