💵 El Gobierno apuesta a mantener el esquema cambiario: ¿a quién le conviene el dólar barato?

Ganadores y perdedores del régimen de ancla cambiaria que el oficialismo busca extender tras su victoria en las urnas

El Gobierno nacional mantendrá, al menos por ahora, el régimen de tipo de cambio controlado que sostuvo en los meses previos a las elecciones legislativas. La estrategia, que el ministro de Economía Luis Caputo definió como una “ancla nominal” para contener precios, seguirá vigente tras el triunfo de La Libertad Avanza.

Caputo ya había adelantado antes de los comicios que se sentía “cómodo” con un dólar en torno a los $1.500, nivel que se consolidó este lunes con un cierre en $1.460 en el Banco Nación. La decisión busca dar sensación de estabilidad y frenar la inflación, pero acentúa los desequilibrios entre sectores productivos y financieros.


💰 Ganadores: finanzas, importadores y clase media alta

El esquema de dólar barato favorece a los sectores vinculados a la especulación financiera, las empresas importadoras y parte del consumo de clase media y alta.

En el frente financiero, el llamado carry trade —la operatoria que aprovecha la diferencia entre tasas en pesos y la evolución del dólar— sigue ofreciendo rendimientos elevados. Fondos de inversión como el liderado por Scott Citrone, con activos por 20.000 millones de dólares, obtienen ganancias diarias estimadas en más de USD 2 millones aprovechando esa brecha.

Las importadoras también se benefician: un tipo de cambio oficial atrasado y menores restricciones abaratan la entrada de productos del exterior, lo que les permite mejorar márgenes sin trasladar subas a precios internos.
Lo mismo ocurre con las agencias de turismo emisivo, que registraron un fuerte aumento en la venta de pasajes al extranjero.

Este esquema también favorece el consumo externo de los segmentos de mayor poder adquisitivo: “La estabilidad del dólar y los productos importados más baratos operan como un incentivo político y económico para quienes respaldan la continuidad de este modelo”, señalan fuentes del sector privado.


🏭 Perdieron industria, campo y turismo interno

Del otro lado, los efectos negativos del dólar barato golpean a la industria nacional, el agro y el turismo interno.

La industria enfrenta crecientes dificultades para competir con los productos importados. “El que hacía pequeños electrodomésticos puede beneficiarse de insumos más baratos, pero si no tiene protección arancelaria, no puede competir con China”, advirtió la economista Agostina Monti Salias, especialista en desarrollo productivo.

El turismo local fue otro de los sectores castigados: durante las vacaciones de invierno, los viajes dentro del país cayeron 10,9% interanual, según datos del sector. La posibilidad de viajar al exterior a costos relativamente bajos desplazó el consumo turístico hacia fuera del país, afectando economías regionales.

En el campo, el atraso cambiario reduce la rentabilidad de las exportaciones, aunque el impacto fue parcialmente compensado por la rebaja de retenciones. De acuerdo con la consultora MateEconomía, esa medida generó ganancias adicionales por USD 1.540 millones, concentradas en cuatro grandes cerealeras: Cargill, Dreyfus, Aceitera General Deheza y Cofco.


📉 “El dólar barato es una ilusión de corto plazo”

“El dólar barato es una ilusión: abarata el consumo pero encarece la producción y erosiona la capacidad de generar divisas, empleo y desarrollo”, advirtió Monti Salias.

La economista explicó que el atraso cambiario “mejora el consumo de corto plazo, pero en el mediano y largo plazo debilita la producción, el empleo y la generación de divisas”.
“En tiempos de dólar barato —agregó— no sólo tenés el problema de que los argentinos viajan afuera, sino también que te encarecés como destino para los extranjeros”.


⚙️ Efectos sectoriales y desafíos futuros

Dentro de la industria, el impacto es heterogéneo. Los sectores con alto contenido importado, como materiales de construcción o pinturas, se benefician de insumos más baratos, pero la caída del consumo y la obra pública reduce su ventaja.
En cambio, los sectores transables y exportadores pierden competitividad por el abaratamiento de los productos extranjeros y la eliminación de barreras arancelarias.

Las empresas exportadoras enfrentan además altos costos financieros y tributarios, lo que limita su capacidad de sostener mercados externos.
“El régimen de ancla cambiaria da estabilidad política y electoral, pero posterga las tensiones estructurales que el país deberá resolver tarde o temprano”, advierten consultores privados.

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