La actriz uruguaya Natalia Oreiro vuelve a trabajar con el director Benjamín Ávila en La mujer de la fila, un drama social inspirado en la vida de Andrea Casamento, fundadora de ACIFAD (Asociación Civil de Familiares de Detenidos). Con un enfoque humano y transformador, la película se estrena el 4 de septiembre y promete ser uno de los trabajos más potentes de la actriz.
Oreiro interpreta a Andrea, una madre de clase media que atraviesa una transformación radical tras la detención de su hijo. En ese proceso descubre un universo oculto de violencia institucional, prejuicio social y dolor silencioso que viven las familias de personas privadas de libertad. La historia, aunque ficcionada, se basa profundamente en la vida real de Casamento, quien terminó representando a Latinoamérica en foros internacionales como la ONU.
“Es la historia de una madre. Y de cómo se convierte en activista. Cómo pasa de ser una mujer con prejuicios a una luchadora por los derechos humanos”, cuenta Oreiro.
Cárcel, maternidad y prejuicio social
Oreiro compartió que filmar en la cárcel de Ezeiza –la primera película rodada allí con internos varones– fue una experiencia fuerte y reveladora:
“Sabemos que las cárceles no son lugares apropiados para la reinserción. Deberían serlo, pero afuera también tiene que haber una apertura social para que eso sea posible”.
Según la actriz, el filme pone en evidencia el estigma que pesa sobre las familias de detenidos, especialmente sobre las mujeres que, como Andrea, enfrentan un sistema deshumanizante.
Un compromiso emocional y social
Oreiro revela que el rodaje fue emocionalmente intenso, sobre todo porque muchas mujeres que aparecen en la película no son actrices, sino familiares reales de detenidos que participan activamente en ACIFAD. El film está acompañado de una campaña de impacto social, con QR en las funciones que permiten acceder a información y canales de participación solidaria.
“Todos en el equipo sabíamos que no solo hacíamos una película, sino también un trabajo social”, afirma.
De la comedia al drama con propósito
Reconocida por sus roles en comedias, Oreiro continúa consolidándose en el drama social con interpretaciones de alto riesgo actoral, como en Infancia clandestina o Gilda. En esta nueva entrega, confiesa que su enfoque fue “ser lo más verdadera posible” y que el personaje representó uno de los mayores desafíos de su carrera.
“Tengo el privilegio de poder elegir. Y hoy siento que eso también es una responsabilidad. Esta película puede ser un vehículo de transformación”, asegura.
Un viaje hacia la empatía
La película no juzga: muestra cómo alguien puede pasar de mirar con desdén a luchar codo a codo con quienes antes ignoraba. Oreiro destaca ese viraje:
“Andrea empieza siendo alguien que decía: ‘eso no me va a pasar’. Hasta que le pasó. Y esa transformación la convierte en una mujer luminosa”.
La mujer de la fila no solo pone el foco en la situación carcelaria argentina, sino que interpela profundamente al espectador sobre el rol de la sociedad ante la exclusión, el castigo y el prejuicio.





